Casi un 7% de los ciudadanos mayores de 45 años padecen insuficiencia cardiaca en España, en torno a 1.320.376 personas. Además, su incidencia aumenta con la edad y ese porcentaje llega hasta el 15 y el 20% entre los mayores de 85 años.
Dice la Sociedad Europea de Cardiología que esta prevalencia alcanzará hasta el 25% de aquí al año 2030 debido al envejecimiento de la población y el aumento de los factores de riesgo.
¿Qué es la insuficiencia cardiaca?
La insuficiencia cardiaca es una grave enfermedad que se produce cuando hay un desequilibrio entre la capacidad del corazón para bombear sangre y las necesidades del propio organismo.
La falta de aire y la dificultad para respirar es una de las primeras señales de alarma, pero además otros de los síntomas de la insuficiencia cardiaca pueden ser:
- Un cansancio anormal por esfuerzos que antes no lo causaban.
- Una sensación de ahogo que obliga a levantarse y dormir sentado.
- Falta de apetito
- Puede aparecer tos seca
- Sensaciones de mareo, confusión, mente en blanco y breves pérdidas de conciencia.
- Retención de líquidos por disminución de la orina, que lleva a hinchazón en las piernas, los tobillos o el abdomen.
La Sociedad Española del Corazón recuerda la necesidad de prestar atención a esta enfermedad, ya que sin tratamiento su pronóstico es grave. La insuficiencia cardiaca está vinculada a una alta morbilidad, es la tercera causa de muerte entre las enfermedades cardiovasculares, en 2013 fallecieron 16.888 personas.
La insuficiencia cardiaca es la causa más frecuente de hospitalización en nuestro país en mayores de 65 años.
La Sociedad Española del Corazón y la Fundación Española del Corazón han puesto en marcha el Proyecto Mimocardio, dirigido a los pacientes y a los profesionales. El objetivo es lograr una mejor atención a quienes sufren una enfermedad cardiaca crónica, tratando de implicarlos para que tengan un papel más activo en la evolución de su enfermedad.
El proyecto hace partícipes también a los profesionales sanitarios, cardiólogos y personal de enfermería, y pone a su disposición la información necesaria para que puedan dirigir a sus pacientes a estos recursos para los autocuidados.
Un paciente activo
Todos los profesionales parecen coincidir en que los pacientes activos y comprometidos con los cuidados de su patología obtienen mejores resultados. Para ello es necesario que un paciente:
- Conozca bien su enfermedad y la importancia que tiene su papel en los cuidados.
- Entienda el porqué de los tratamientos que se le indican y las recomendaciones realizadas por los profesionales
- Desarrolle habilidades de autocuidado e identifique los signos de alarma que sugieran un empeoramiento de su enfermedad, así como las medidas que debe tomar.