Entrevista Dr. Fernando Loscos

Lleva la Medicina en sus venas. Su padre y su abuelo fueron médicos y aunque en algún momento se cruzó en su vida la posibilidad de seguir otro camino, ser médico siempre estuvo ahí.

Después de 30 años trabajando por la salud bucodental, no se arrepiente de aquella decisión y se muestra satisfecho de su relación con los pacientes, de los vínculos de confianza que se han creado y de cómo ha visto crecer a muchos de ellos. 

De la Odontología me atrajo el trabajo con las manos y la parte quirúrgica

En su casa, hablar de Medicina sería algo normal…

La verdad es que es algo que lo he vivido muy de cerca desde pequeño. En mi casa hay mucha tradición a la Medicina, mi padre era médico, mi abuelo era médico… Llevamos tres generaciones, aunque no en esta especialidad porque mi padre era endocrinólogo.

¿Por qué eligió esta especialidad?

Me atraía mucho el tema quirúrgico y todo lo que tenía relación con trabajar con las manos. En un principio no pensé en la Estomatología, fue una decisión del último año de carrera y no me arrepiento, estoy muy contento con esa decisión. Entonces no existía la carrera de Odontología como ahora, sino que había que hacer Medicina y después te especializabas.

Si echa la vista atrás, ¿cómo recuerda sus inicios?

Como todos los inicios, duros, complicados. Zaragoza ha sido, y creo que todavía lo es, una plaza compleja para empezar. Junto a otro compañero empezamos en la consulta de mi padre y yo trabajaba los lunes por la mañana y los viernes por la tarde, el resto del tiempo lo dedicaba a una consulta en el País Vasco que arrancó más rápido y era la que me nutría entonces. Todavía tengo esa consulta y voy un par de días al mes.

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Y ¿por qué eligió el País Vasco?

Porque yo hice la especialidad en Lejona y con los contactos de compañeros montamos nuestra primera consulta. Entonces los estudios eran diferentes, dentro de las especialidades en Medicina, las había que se hacían vía MIR y otras como Estomatología que no seguían esta vía y, además, durante la especialidad no se cobraba. Después ya se incorporó al MIR, pero hasta entonces, para acceder tenías que hacer un examen en el lugar en el que quisieras hacer la carrera.

¿Qué es aquello que más valora de su trabajo, con lo que más disfruta?

Aparte de que es una carrera técnica, tiene una parte práctica que me llena mucho.

El hecho de poder trabajar con las manos, la parte quirúrgica me gusta mucho.

Yo la veo una especialidad muy médica, aunque ahora se ha desvinculado un poco, al crear la propia titulación, pero esto está sucediendo en otras ramas de la Medicina porque hemos llegado a un nivel de sub-especialización muy importante.

Cómo ha evolucionado la salud bucodental desde que usted comenzó a trabajar

Creo que ha evolucionado mucho, la población está mucho más mentalizada de lo que es ir al dentista. Antes el ciudadano venía para resolver un problema, porque tenía un dolor puntual y hasta ese momento no se pensaba en el dentista. Nosotros estamos inculcando que la gente haga sus revisiones periódicas, que dependen también de los problemas que tenga el paciente.

No es lo mismo un problema de encías que un problema de caries o aquella persona más o menos sana. En función de cómo está el paciente establecemos plazos de menos de un año o de un año; los niños vienen cada seis meses y luego ya dependiendo de problemas más periodontales, gingivales o de implantes los recibimos cada tres o cuatro meses.

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¿Somos conscientes de la importancia de tener una boca sana y de las complicaciones que se pueden derivar de un problema en la boca?

Yo creo que la población cada día sabe más de salud bucodental, se han hecho muchas campañas y estamos constantemente viendo la publicidad, aunque a mí me parece muy agresiva. De alguna manera, se ha logrado llegar con los mensajes a la población en general.

Pero, efectivamente, es importante porque muchos problemas de salud pueden surgir por problemas en la boca. Desde problemas cardiacos a problemas articulares, sobre todo, con los focos de infección que llegan a una diseminación por todo el organismo.

¿Cómo un problema en la boca puede acabar teniendo un impacto en nuestra salud general?

Porque tenemos algo que se distribuye por todo el cuerpo que es el torrente sanguíneo. Muchas veces hay focos internos de infección, que no están a la vista, aunque el organismo intente aislarlos no dejan de estar en contacto con el flujo sanguíneo, se produce esa diseminación de bacterias y si encuentran alguna zona en la que se pueden acantonar generan problemas. Puede ser desde una válvula cardiaca hasta una articulación o incluso generar un problema séptico.

¿Cuántas veces ha tenido que escuchar esa frase de que los dentistas son caros?

Creo que, en general, la Medicina es cara, lo que ocurre es que no estamos acostumbrados a valorar los tratamientos. No estamos acostumbrados a que nos digan cuánto cuesta cada uno de los servicios médicos o quirúrgicos que nos dan en la sanidad pública, si nos lo dijeran cada vez que nos dan un tratamiento, probablemente, el ciudadano se quedaría impresionado.

La odontología ha sido, en una gran parte, privada y no solo les decimos a nuestros pacientes lo que cuesta, sino que, además, lo tienen que pagar directamente. Pero si comparásemos precios con otros servicios médicos, probablemente, seríamos los hermanos baratos de la Medicina.

En los procesos dentales interviene mucha gente, desde el protésico que tiene que realizar la prótesis al auxiliar que necesitamos para poder trabajar. Y los materiales, como todos los materiales médicos, son caros, pero en el resto lo sufraga el sistema público. Ahí está esa repercusión de costes.

¿Hacia dónde va el futuro de la Odontología?

Se dirige a técnicas mínimamente invasivas, a trabajar con magnificación, a utilizar microscopios,… La tecnología se está haciendo un hueco muy grande dentro de la Odontología, los estudios, los diseños, la revolución de las imágenes tridimensionales. Desde luego, está cambiando mucho y hay una figura, que es el protésico dental que va a dejar de trabajar con sus ceras y con sus manos y va a trabajar en la pantalla de un ordenador diseñando todo lo que hacía antes de manera artesanal. Esto es ya una realidad.

Se está informatizando mucho, cada vez hay menos labores artesanales. Nosotros vamos a invertir cada vez menos tiempo en boca porque vamos a llegar con el trabajo más realizado previamente en el ordenador, pero la parte final, la intervención de nuestras manos  no creo que, de momento, haya ningún robot que pueda suplir la labor del profesional.

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¿Cómo es su relación con los pacientes?

Tenemos una relación muy estrecha con nuestros pacientes y muy próxima. Hay una relación de confianza, como en un matrimonio, a veces puede haber puntos de discrepancia pero hay un vínculo que nos une a nuestros pacientes desde hace muchos años y ellos valoran el hecho de que siempre les traten los mismos profesionales.

Yo llevo treinta años trabajando y he atendido a chicos desde muy pequeños que hemos visto cómo crecían y que ahora ellos ya tienen hijos. No deja de ser un trato muy familiar y les tratas a ellos, a su entorno, a  sus amigos.


De Cerca…

– Si no hubiera sido médico…

En algún momento llegué a pensar en la arquitectura y también me gustaban los aviones.

– Un libro que recomendaría…

El Quijote.

– La última película que ha visto…

Everest.

– Una canción…

Qué difícil elegir solo una, me gusta mucho la música… Si tengo que elegir una me quedo con “The carpet crawlers” de Genesis.

– Un viaje pendiente…

Argentina.

– A qué dedica su tiempo libre…

En deportes, me gusta el esquí y el golf. También, viajar y me gusta mucho la cocina.