¿Por qué eligió estudiar la carrera de Medicina? Le viene de familia, es vocacional…

Siempre me ha gustado mucho el deporte y, por eso, comencé estudiando Fisioterapia. Sin embargo, después de terminar la carrera, quería seguir ampliando conocimientos, por lo que decidí entrar en Medicina. Y, cuando conocí la oftalmología, me apasionó desde el primer momento. Sobre todo la cirugía, que es una especialidad muy bonita y muy concreta. Me gustó mucho desde el principio, la verdad.

¿Aterrizó en la oftalmología por algo en concreto?

Mis prácticas universitarias, por cuestiones organizativas, fueron muy condensadas. Muy intensas. Y la oftalmología me gustó mucho desde el inicio. Conocí mucho sobre ella en un espacio de tiempo muy concreto. Y me encantó. Cuando hice el MIR, tenía ya claro que quería apostar por la oftalmología. Después, me fue bastante bien en el MIR y, por suerte, pude ir a hacer la especialidad al Ramón y Cajal de Madrid.

Además de en Zaragoza, en Huesca y en Madrid, también ha trabajado en Italia.

Así es, en Italia estuve durante la carrera de Erasmus. Luego, en Madrid, estuve en el Ramón y Cajal, que es el mejor hospital público de España. Yo tenía claro que, si podía hacer oftalmología allí, era la mejor opción. Luego volví a Zaragoza, al Miguel Servet. Aprobé la oposición y ahora tengo mi plaza en Huesca, en el Hospital San Jorge. De este modo, por las mañanas trabajo en Huesca y por las tardes en Zaragoza, en la clínica.

¿Qué patologías trabaja en cada sitio?

Lo que más hago en Huesca es glaucoma, que es lo que más trabajaba también en el Miguel Servet, y cirugía de catarata. De hecho, recientemente he terminado la tesis doctoral sobre el Diagnóstico del glaucoma, podríamos decir que una de mis especialidades. En la privada, el trabajo día a día es todavía mucho más amplio porque tocamos más casuísticas.

¿Qué parte de su trabajo es la que más le satisface?

Me gusta mucho el trato con los pacientes, me gusta tener un contacto cercano. Si no estás cómodo con el paciente y el paciente contigo, se pierde mucha calidad por el camino. Y esta cuestión es especialmente relevante en la oftalmología. El paciente tiene que estar cómodo y tranquilo porque estamos hablando siempre de un campo muy sensible como es el de la visión. Es una cuestión que, lógicamente, preocupa mucho y en la que se pueden desarrollar muchas patologías distintas.

Se habrá encontrado con pacientes de todo tipo, incluidos muchos que llegan a su consulta con temor y respeto por lo que les puede estar sucediendo.

Habitualmente, los que vienen con más temor son los pacientes con antecedentes familiares con problemas. Vienen muy concienciados y con ciertas dudas. En cualquier caso, a todos en la vida nos termina pasando algo tarde o temprano relacionado con la vista. El que no es miope, es hipermétrope, el que no empieza con la presbicia, cataratas, conjuntivitis… es tan extenso que todo el mundo, alguna vez, tiene que pasar por el oftalmólogo.

La suya es una especialidad que, en los últimos años, ha vivido grandes avances tecnológicos.

Sí, la oftalmología es una de las especialidades que más tecnología desarrolla. Cada vez se utiliza más inteligencia artificial, machine learning… Sin ir más lejos, mi tesis doctoral explica un nuevo software que se está implementando para el diagnóstico óptimo del glaucoma. Está constantemente evolucionando y desarrollando, por ejemplo, nuevos dispositivos para alcanzar una cirugía menos invasiva. Y eso está muy bien porque, como médico, tienes mucho apoyo objetivo. Yo soy muy partidario de la medicina basada en evidencias y de la evolución constante. Es una especialidad muy estimulante en ese sentido.

Y el futuro para por ahí, claro.

Desde luego. Ahora, para operar una catarata, puedes medir muchísimas más cosas, tienes más información, puedes ser más preciso… y, pese a todo lo que se ha avanzado, sigue habiendo mucho margen de mejora y de crecimiento. Si te acomodas, te quedas anclado en el pleistoceno.

De cerca…

Si no hubiera sido médico, ¿a qué profesión le hubiera gustado dedicarse?

Probablemente, hubiera sido fisioterapeuta, que es lo que había estudiado antes.

¿A qué dedica su tiempo libre?

Me encanta hacer deporte. Ahora, que tengo poco tiempo, lo que hago es ir a las 7.00 al gimnasio para irme después directamente a Huesca. El deporte me viene genial y es algo que recomiendo a todo el mundo. Mi otro gran hobby es viajar.

¿Qué dos lugares recomienda para perderse?

Me encanta Grecia, especialmente las islas. Es un archipiélago muy grande y, por muchas veces que vuelvas, puedes ir a islas distintas cada vez. Además, la gastronomía de allí es muy buena. El otro lugar que recomiendo, sin duda, es México. Es un país que me encanta. Su cultura y su filosofía de vida me encantan.