292020Abr
«No todos saldremos con estrés postraumático de la cuarentena»

Confinamiento: ¿Saldremos heridos del alma?

Casi dos meses y medio confinados en nuestras viviendas. Con libertades cercenadas por la aplicación del necesario «estado de alarma». Masticando la incertidumbre de cuándo y cómo acabará esta pesadilla; y cómo saldremos de ella. Con un panorama económico aterrador. Desde luego: la «tormenta perfecta».

¿Nos pasará factura esta vivencia no buscada? ¿Saldremos heridos del alma?. Y eso en el mejor de los casos, el de no haber sufrido el Covid-19. ¿Y los enfermos que lo sufrieron y superaron? ¿ellos, cómo saldrán?. Muchas incógnitas por resolver… Muchos retos para nuestra salud mental.

La pandemia del covid plantea muchos retos para nuestra salud mental. El Dr. Ezquerro y la psicóloga Paola Pérez plantean cómo replantear nuestro relato personal, “cómo nos contamos lo que nos pasa” para ejercitar la resiliencia y evitar desarrollar estrés postraumático.

Desde hace unos días, escuchamos opiniones sobre el Trastorno por Estrés Postraumático, llamado TEPT que los medios auguran que sufrirán muchas personas. Los especialistas indican que puede presentarse después de susfrir un suceso traumático; algo que vemos, escuchamos o vivimos y que asociamos con sentimientos de horror y desesperanza.

El Dr. Vicente Ezquerro, Doctor en Psiquiatría y Paola Pérez Correas, Psicóloga Sanitaria, nos explican en qué consiste, qué síntomas tiene y, sobre todo, algo muy importante de salida: una pandemia no es una guerra. Los sanitarios luchan para resolver una enfermedad nueva para la que no tenemos vacuna, pero no se enfrentan a una guerra. Por tanto, los trastornos son distintos y no conviene mezclarlos.

¿En qué situación nos encontraremos cuando termine la cuarentena?

Todos, salvo los que han mantenido los servicios esenciales, tras el cese del confinamiento saldremos de nuevo a la calle. Hasta aquí podemos hablar de circunstancias comunes: el azar como ley vital, la ineludible sensación de vulnerabilidad social que la tecnología y sus avances nos hacía creernos personal y socialmente protegidos;  y el confinamiento generalizado, y la vivencia de la restricción de libertad de movimientos, pero a partir de ahí poco más.

Desgraciadamente, para algunas personas, sus condiciones económicas, de habitabilidad, de acompañamiento o soledad, han sido muy malas y presentan un futuro próximo desalentador. Pero ¿quiere decir esto que los más desasistidos socialmente, los que lo han  vivido en soledad o los “trabajadores del Covid”, tendrán un futuro obligadamente “malo”? Pues no.

Cada crisis es una oportunidad; y no es un mantra que repetimos para consolarnos

Las posibilidades de desarrollar este tipo de trastorno, el famoso TEPT, dependen de muchos factores: la intensidad o duración del trauma; si se resultó herido o perdió a alguien importante en su vida; la proximidad con el suceso; la intensidad de su reacción; el grado de control que se experimentó sobre lo sucedido; y el grado de ayuda y apoyo recibido con posterioridad al acontecimiento.

A la capacidad de resistir a los traumas se le llama resiliencia. Concepto asociado a las características físicas de algunos materiales, sirva como ejemplo excelente la planta de bambú, que remitirían al concepto de fuerza psicológica y flexibilidad, como características antagónicas a la rotura. La resiliencia se encuentra relacionada con ser poseedor de un apego seguro anterior al trauma; con estar rodeado y podernos beneficiar de un sostén familiar y sociocultural.

Fuerte y flexible (como el junco de la requetecantada canción de «Resistiré»). La vida es una lucha permanente contra la entropía y el desorden. La vida implica tendencia al caos. Es una ley física a la que no escapamos. La Fortaleza implica vivir, tolerar la vida, aceptar la vulnerabilidad.

Conviene creernos que cada crisis es una oportunidad. Cambiar al esencialismo. Huir del victimismo, la cólera y la incredulidad. Estamos interconectados. No deberíamos temer envejecer. Nadie asegura que cumplir todo esto sea fácil, pero es lo aconsejable.

Durante una situación traumática, sentimos que está en peligro nuestra vida o incluso la de los demás

Durante un evento traumático, es posible y normal sentir miedo o tener la sensación de que no podemos controlar lo que está sucediendo a nuestro alrededor. Puede parecer lo mismo que si fuera una guerra, pero no lo es. En el caso del covid-19, se trata de un virus que ha trastocado nuestra salud, nuestras vidas. Hemos perdido a muchos por el camino, pero los médicos y personal sanitario están sacando adelante a muchísimos más.

La resiliencia se encuentra relacionada con ser poseedor de un apego seguro anterior al trauma; con estar rodeado y podernos beneficiar de un sostén familiar y sociocultural.

Los síntomas pueden ser similares a los traumas producidos por una guerra o una catástrofe natural. Por lo general, se manifiestan poco después del evento traumático, pero en ocasiones pueden pasar hasta algunos meses o años, e incluso aparecer y desaparecer de forma intermitente.

No todas las personas que atraviesan sucesos desgraciados desarrollan el TEPT

La mayoría de las personas que experimentan una situación traumática pueden presentar síntomas al principio, pero solo algunas de ellas desarrollarán el TEPT a medida que pase el tiempo. En la vida de las personas, es natural que sufran traumatismos a lo largo de su aventura vital. Se estima que un 60% de los hombres sufrirá una herida muy dolorosa y, de ellos, un 5% quedará marcado para toda la vida. El 40% de las mujeres correrán la misma suerte y más del 10% sufrirán un síndrome postraumático.

Para establecer un diagnóstico de TEPT, los síntomas han de persistir durante al menos un mes

Existen cuatro clases de síntomas de TEPT, que tienen que persistir durante al menos un periodo de tiempo de un mes.

  1. Revivir el evento. Se les denomina también “síntomas de reexperimentación”. Consiste en tener malos recuerdos, sufrir pesadillas. Hay casos que se siente que el suceso o evento vuelve a ocurrir. La gente lo identifica como “sueños recurrentes”.
  2. Evitar situaciones que recuerden el acontecimiento. Las personas afectadas tratan de evitar situaciones o personas que desencadenen recuerdos del evento traumático, quizás hasta evitar hablar o pensar sobre dicha situación.
  3. Cambios negativos en las creencias o sentimientos. Este síntoma es muy determinante porque, por causa del suceso, se varía lo manera que teníamos de pensar sobre nosotros mismos o sobre otras personas, debido al trauma.
  4. Sensación de excitación o hiperactivación. Hay personas que, tras padecer un acontecimiento calificado de traumático, entran en una situación de estar nerviosos, inquietos; o siempre alerta y a la defensiva en caso de peligro. Aumenta de forma notable la frecuencia de estados emocionales negativos (miedo, culpa, vergüenza, confusión). De forma simultánea, disminuye el interés o participación en actividades significativas. En sus relaciones sociales se vuelven retraídos. Hay una reducción persistente de la expresión de emociones repetidas. Tienen un comportamiento irritable con arrebatos de furia. Hipervigilancia. Y lo más común es tener problemas con la concentración y alteraciones del sueño.

No todos sufriremos el TEPT tras superar la pandemia del Covid-19

Una reflexión fácil y simplista podría llevarnos a interpretar que el aislamiento social derivado del confinamiento exigido por la pandemia de covid-19, es un trauma y que, por tanto, todos hemos sido traumatizados y todos sufriremos este trastorno. Para sobrellevar una situación semejante y no buscada, necesitamos:

  • Tener previamente una personalidad fuerte.
  • Una capacidad de saber estar a solas con uno mismo.
  • Capacidad creativa, imaginación.
  • Capacidad de abstracción.
  • Facilidad para hablar y hablarnos (construir relatos) y personas que nos escuchen (tener una red social y familiar).

De todo esto, dependerá nuestra salida de la situación angustiosa.

No todos sufriremos el TEPT tras superar la pandemia del Covid-19

Sospechamos que un diagnóstico de TEPT será más fácil que lo puedan llegar a sufrir los profesionales que han estado trabajando más cercanos a la asistencia de pacientes de covid (médicos, trabajadores sanitarios, policía, personal de residencias de ancianos), o entre los llamados servicios esenciales -piénsese en las cajeras de Supermercado con miedo a ser contagiadas por los clientes o empleados de oficinas de Farmacia…; por no hablar de los miles de cuidadores de personas mayores que, por carecer de documentación, trabajan con el doble temor de ser contagiados y de ser descubiertos por las autoridades. ¡Todo un reto!

Entre estos colectivos observaremos más tasa de incidencia… Pero una cosa es que presenten trastornos de ansiedad no persistentes, que requerirán atención y tratamiento, o los denominados Trastornos Adaptativos que también tienen su terapia. Y otra es que sean susceptibles de un diagnóstico de TEPT. Pues no, no es tan sencillo, ni afortunadamente será así.

Hemos generalizado el concepto de estar en «guerra»: no exageremos

Es asombrosa la capacidad que tenemos para limitar nuestro pensamiento:

  1. Apenas constatamos un hecho y ya lo generalizamos hasta el absurdo
  2. Periodos pequeños de tiempo, los asimilamos como periodos históricos (estamos hablando de dos meses de confinamiento)
  3. Además, en nuestro deseo comprensivo de descubrir las leyes generales de nuestra conducta, nos llevan a inventar fábulas a las que nos sometemos. Se ha generalizado en esta pandemia el concepto de estar en «guerra»: no exageremos.

De aquí, probablemente, la aceptación general de este diagnóstico de TEPT como sobreexplicativo y unificador, para comprender los múltiples problemas psíquicos que sobrevendrán a esta pandemia. Como la famosa «Purga de Benito» de nuestra salud mental tras superar el covid-19. No todos padecerán TEPT, no los metamos en el mismo saco.

Los aplausos de los balcones, han servido más de lo que mucha gente se piensa

Por fortuna, aunque tendremos que prestar atención clínica a personas afectas a TEPT, no está de menos poner en valor lo siguiente.

El trauma colectivo solidariza, el trauma individual desune.

La red de apoyo generada como valoración social a los trabajadores que han estado atendiendo en primera fila los enfermos de Covid, les ha dotado de un sentido reafirmación  personal, porque escuchan esa valoración que les considera héroes. Los aplausos, apoyo y reconocimiento han fortalecido la resiliencia personal (capacidad de levantarse y continuar cuando desfallecen) y facilitado la memoria de estos días como algo valioso e importante a recordar en su vida personal. Esos aplausos les dan sentido al sufrimiento y elevándolo a la categoría de mérito y orgullo que se puede mostrar y narrar generacionalmente.

Los aplausos de los balcones, han servido más de lo que mucha gente se piensa

El trauma colectivo solidariza, el trauma individual desune. En los centros de trabajo sanitario y en las residencias de ancianos, se ha fortalecido la sensación de pertenecer a un grupo y verse reconocido y apoyado por él; esto también ha favorecido la resiliencia. Después de un drama colectivo se observa la aparición de un impulso de solidaridad y del tejido de vínculos afectivos entre las víctimas.

¿Cómo se desarrolla el TEPT?

La mayoría de las personas que experimentan una situación traumática presentan síntomas al principio, pero solo algunas de ellas desarrollarán el Trastorno de Estrés Postraumático a medida que pase el tiempo. Aún no queda claro el motivo por el cual algunos desarrollan el TEPT y otros no.

Las posibilidades de desarrollar este tipo de trastorno dependen de muchos factores:

  • La intensidad o duración del trauma
  • Si resultó herido o perdió a alguien importante en su vida
  • La proximidad con el evento
  • La intensidad de su reacción
  • El grado de control que usted sintió sobre lo sucedido
  • El grado de ayuda y apoyo que recibió

Los niños también pueden desarrollar TEPT

Los niños han sido los protagonistas en las últimas semanas porque, si duro resulta permanecer confinados involuntariamente casi dos meses, en el caso de los niños, visto desde la perspectiva de los adultos, el reto parece un  casi un «crimen». Sobre todo, niños que han de sobrevivir la cuarentena en condiciones inaceptables para un menor…

Pero los niños también pueden tener los síntomas descritos anteriormente u otros síntomas dependiendo de su edad. A medida que los niños crecen, sus síntomas se asemejan más a los de los adultos

  • Los niños desde bebés hasta los 6 años, pueden sentir angustia si sus padres no están cerca. Pueden sufrir problemas para dormir o, de pronto, tener problemas con el control de esfínteres o para ir al baño.
  • Los niños entre 7 y 11 años de edad, es posible que exterioricen el trauma a través de juegos, dibujos o cuentos. Algunos tienen pesadillas o se vuelven más irritables y/o agresivos. También es posible que quieran evitar ir a la escuela o tengan problemas con las tareas escolares o con sus amigos.
  • Los niños de entre 12 y 18, presentan síntomas más parecidos a los de los adultos: depresión, ansiedad, retraimiento o conducta temeraria como el abuso de sustancias, contravenir las órdenes del confinamiento, escaparse de la casa…

¿Qué tratamientos están disponibles para el TEPT?

Muchas personas que experimentan el trastorno de TEPT, o síntomas parecidos; en lugar de contarles a los demás cómo se sienten, deciden mantener sus sentimientos reprimidos. Eso no mejora las cosas en ninguno de los dos casos. Sin embargo, un tratamiento puede ayudarles a sentirse mejor, mucho mejor. Existen dos tipos principales de tratamiento, la psicoterapia y la administración de fármacos, o la combinación de ambas.

Salir del trauma o quedarnos atrapados: la resiliencia como estrategia para afrontar la cuarentena

Como norma general, tras un suceso traumático, el hecho en sí es menos importante que el recuerdo que persiste en nuestra memoria. Nadie otorga el mismo significado al mismo hecho. Ante una misma situación cada uno se construye recuerdos diferentes.

Podemos construir un relato de estos largos días de confinamiento, basado en los mejores recuerdos elegidos por nosotros mismos; como días que nos enseñaron a reflexionar, a encontrarnos con nosotros mismos, que nos hicieron ver que estamos interconectados que formamos parte de una misma especie, sin distinción de razas, ni naciones…. Que nos han hecho sentir la importancia central de las relaciones familiares, de amistad, de compañerismo; o, por el contrario, decidirnos por todos los aspectos negativos de los que sin duda tenemos un abultado paquete…

Ante una misma situación cada uno se construye recuerdos diferentes. De estos días de confinamiento podemos construir un relato basado en los mejores recuerdos o decidirnos por todos los aspectos negativos. Nosotros elegimos.

Si me decido por ser positivo, he hecho un buen trabajo de resiliencia y esta situación la he convertido en un recuerdo, una perla en el collar de perlas de mi vida, que forman el relato, la película narrativa de mi vida que me cuento a mí mismo y que me constituye y presento a los demás como regalo. Habremos transformado este pasado que se nos impuso, en recuerdos hermosos y con significado y en una oportunidad para dar mayor sentido y relieve a nuestra trayectoria vital. Vernos más fuertes y con menor miedo a la incertidumbre del futuro. Habremos mejorado nuestra salud mental.

Si no podemos hacer esto, porque quedamos atrapados por recuerdos dolorosos a los que no podemos sobreponernos, (esta influencia de la memoria traumática provoca reacciones que alteran la manera de relacionarse), necesitamos ayuda psicológica.

En esta desgraciada pandemia que nos está tocando vivir y sufrir. De la que todavía no vemos un final claro. Tenemos que agarrarnos al relato positivo de la vida, con los mimbres que tenemos entre las manos y podemos manejar. No perdamos energías en cuestiones que no están en nuestras manos gestionar. Podemos salir de esta pandemia sin heridas en el alma.

Tenemos que agarrarnos al relato positivo de la vida. Hemos de hacer un trabajo de resiliencia y convertir este pasado impuesto en recuerdos que den sentido y relieve a nuestra trayectoria vital.

Estamos en un punto que ya señalaba la escritora francesa Hèléne Gestern, en su novela El olor del Bosque: «Tengo la impresión de tocar con los dedos la realidad de la Historia, su pasta grumosa, hecha de hazañas y desastres, de titubeos y revoluciones». Por eso, no dejen de ser ustedes: los protagonistas.

Dr. Vicente Ezquerro y Paola Pérez Correas – Psiquiatría y Psicología en Zaragoza

Dr. Vicente Ezquerro, es Médico, especialista en Psiquiatría, con más de 46 años de experiencia en la práctica pública y privada. Doctor en Medicina. Ex profesor de Psicología Médica de la Universidad de Barcelona. Pionero en Sexología Médica y Terapia de Pareja. Especialista en Psicoterapia Individual. En su consulta de Zaragoza coordina el equipo de las psicólogas Adriana Marqueta y Paola Pérez para los tratamientos más específicos en distintos segmentos de edad y problemática de los pacientes.

Paola Pérez Correas, es Psicóloga Sanitaria. Máster en Psicología Clínica, Legal y Forense por la Universidad Complutense de Madrid. Máster en Recursos Humanos y relaciones Laborales. Forma parte del equipo del psiquiatra, Dr. Vicente Ezquerro, en las materias de Psicología Clínica y Psicodiagnóstico. Le avala su trabajo y experiencia en el trato con niños y adolescentes. www.psiquezaragoza.com

Durante el Confinamiento, atienden consultas online.

Pedir cita con el equipo del Dr. Vicente Ezquerro Esteban

Paseo Independencia, 19 - 3º Zaragoza

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