Las vivencias con mi padre me despertaron mi vocación por la Medicina
Pregunta. — ¿Por qué decidió ser médico?
Dr. Pastor — Mi padre era médico, trabajaba en Marruecos, allí nacimos todos los hermanos y tuve una infancia bastante aventurera, le acompañaba en las visitas que él hacía a los centros sanitarios comarcales, algunos simples botiquines en poblados muy alejados y en zonas poco accesibles donde sólo se podía llegar por pistas, que con las lluvias a veces desaparecían por lo que lo hacíamos en un jeep.
Desde pequeño estuve en contacto con esta profesión.
Mi padre era internista, pero le tocaba hacer de todo, desde partos hasta pequeña cirugía, y desplazarse para ayudar en la asistencia sanitaria. Un día viví una experiencia tremenda, circulando por un camino vimos un tumulto y mi padre comprobó que querían linchar a un hombre que había atropellado y matado a un niño.
Sólo el respeto que tenían al Tabib (médico) impidió que lo consiguiesen, subimos al aterrorizado hombre al jeep y lo llevamos hasta el puesto de la gendarmería.
P. — ¿Cómo recuerda esta etapa de su infancia?
Dr. P. — Recuerdo la infancia como una época maravillosa. La zona norte de Marruecos era un protectorado español, exceptuando Tánger, y tuve la suerte de compartir la escuela con niños de otros países y religiones en una convivencia perfecta y viviendo un ambiente muy internacional.
Los viernes, que era el día de fiesta de mi padre, nos desplazábamos a Tánger que era una ciudad extraordinaria y muy cosmopolita y mientras mi madre se iba de compras la esperábamos en el Café de París. Recuerdo coincidir allí con Bárbara Hutton que vivía en Tánger en la Kasbah, un barrio muy típico de esa ciudad.
P. — ¿Dónde vivían?
Dr. P. — Vivíamos en Asilah, un pueblo precioso, en la costa, al sur de Tánger, y allí estuvimos hasta que yo cumplí diez años.
Luego ya vinimos a Zaragoza, porque mis padres eran aragoneses. Esa época y las vivencias con mi padre me despertaron mi vocación por la Medicina. También es cierto que provengo de una familia de médicos, un hermano oftalmólogo, mi mujer es radióloga, mi hijo especializándose en neurocirugía y mi hija acaba Medicina ahora. En fin, una saga de muchas especialidades.
P. — ¿Por qué eligió la especialidad de Traumatología?
Dr. P. — Siendo estudiante de Medicina ya entré como interno en la Cátedra de Cirugía y conviví con el doctor Jesús Barco Gracia, una bellísima persona y un grandísimo traumatólogo, y por eso me encaminé hacia esta especialidad.
Ver que con los tratamientos que aplicas consigues una mejoría sustancial es una gran satisfacción
P. — ¿Cómo recuerda sus inicios, cómo fueron aquellos años?
Dr. P. — Con el cuarto curso aprobado de Medicina saqué el título de ayudante técnico sanitario, lo que hoy es diplomado en Enfermería y comencé a trabajar los últimos años de la carrera.
Nada más acabar estuve de médico seis meses en Villarroya de los Pinares, en Teruel. Después hice el servicio militar primero en Almería y luego en Granada y allí entré en el Hospital Militar colaborando con el Servicio de Traumatología a la vez que formaba parte del equipo médico de guardia.
Al terminar, hice el examen MIR, conseguí plaza de médico residente de Traumatología e hice la especialidad en el Hospital Miguel Servet de Zaragoza. También saqué una plaza de médico de guardia para la asistencia a los funcionarios del Ayuntamiento de Zaragoza donde llegué a Jefe de servicio.
Pero ha sido con la Mutua Asepeyo con la que siempre he estado vinculado, empecé como traumatólogo en febrero del 82 y soy jefe de servicio desde 1990. Mi trabajo aquí, lógicamente, está ligado a la Traumatología en el ámbito laboral.
P. — ¿Qué parte de su trabajo es la que más le atrae, con la que más disfruta?
Dr. P. — Lo que más me atrae es la patología articular y la patología del raquis. Pero con lo que mejor me siento es cuando damos respuesta a pacientes muy mayores que debido a sus dolores tienen muy poca calidad de vida, no quieren salir, toman muchos medicamentos… Cuando ves que con los tratamientos que aplicas consigues una mejoría sustancial es una gran satisfacción.
P. — ¿Qué destacaría de la evolución de la Traumatología?
Dr. P. — Cuando yo terminé la carrera para realizar una operación de menisco se hacía una gran incisión y hoy se hace con mucho mejor resultado a través de una pequeña herida que no llega a un centímetro mediante la artroscopia.
El mínimo intervencionismo siempre ha sido mi objetivo. Operamos rodillas sin necesidad de poner torniquete y eso ha contribuido al beneficio del paciente, evitando problemas de embolia.
El ozono es el mayor antiséptico que existe. Tiene unos efectos antiinflamatorios y analgésicos tremendos
P. — Es usted una referencia en Ozonoterapia…
Dr. P. — Yo empecé hace doce años a trabajar en esto, con el doctor Gómez Perún, neurocirujano. Con él y con los doctores Urtiaga, cirujano vascular, y Naval, traumatólogo, formamos una Unidad de Ozono y empezamos a ver las aplicaciones del ozono y las funciones terapéuticas que tenía. Le he dedicado mucho tiempo a investigar, a estudiar sus beneficios para el paciente y ahora soy el presidente de la Sociedad Española de Ozonoterapia, de la que forman parte traumatólogos, neurocirujanos, reumatólogos, médicos dermatólogos, especialistas en medicina estética …
P. — Sin embargo, creo que los ciudadanos todavía tenemos mucho desconocimiento sobre sus aplicaciones.
Dr. P. — Son temas controvertidos, pero se utiliza en sociedades muy desarrolladas. En Alemania o en Italia colaboran con los servicios de salud, pero en España no se ha llegado a implantar.
Aún hay muchos especialistas que no creen en esto. Yo decidí trabajar con el ozono porque venía de un profesional como el Dr. Gómez Perún y juntos trabajamos la patología de columna y las aplicaciones articulares.
Ahora lo que más hago es patología de columna por los beneficios que he obtenido y por el enorme campo de trabajo que suponen las patologías del raquis, pero continúo muy dedicado a la patología articular.
P. — ¿Qué beneficios tiene el ozono sobre el organismo?
Dr. P. — El ozono es el mayor antiséptico que existe. Tiene unos efectos antiinflamatorios y analgésicos tremendos, contribuye a la eliminación de la infección local, cierre de úlceras… Y en la espalda, yo destacaría las aplicaciones en el dolor que produce la artrosis, tanto lumbar como cervical, y su contribución a la resolución de las hernias de disco y los dolores del nervio ciático.
P. — ¿En qué proyectos está trabajando?
Dr. P. — Ahora mismo estoy ya preparando una nueva edición del curso práctico de ozonoterapia que ya hicimos el año pasado en Zaragoza y que será en el mes de noviembre.
De Cerca…
– Si no hubiera sido médico…
Ingeniero, me encanta la mecánica.
– Un libro que recomendaría…
“El tesoro del holandés”, que acaba de publicar José Luis Rodríguez Plaza.
– La última película que ha visto…
El puente de los espías.
– Una canción…
Me encanta toda la música, pero “Summertime” es la canción de mi vida.
– Un viaje pendiente…
Alaska.
– A qué dedica su tiempo libre…
Tengo poco tiempo libre, pero el que tengo lo dedico a mi familia, a mis amigos, a leer, escuchar música, a viajar y últimamente a practicar submarinismo.