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Toxina botulínica: qué es, aplicaciones y efectos adversos

Toxina botulínica: qué es, aplicaciones y efectos adversos

La marca Botox® ha trascendido las paredes de los consultorios médicos para convertirse en una palabra común en el vocabulario cosmético. Sin embargo, tras su popularidad en el ámbito estético, se esconde una sustancia fascinante y versátil: la toxina botulínica.

En este artículo médico de Doctología, te explicamos qué es esta toxina y para qué sirve, cuáles son sus aplicaciones médicas, cuánto duran sus efectos y sus diferencias con el ácido hialurónico.

¿Qué es la toxina botulínica?

La toxina botulínica, es una neurotoxina producida por la bacteria Clostridium botulinum, organismo que se encuentra de manera natural en el ambiente en un estado inactivo y no tóxico.

Dado que es una neurotoxina, su acción consiste en la paralización temporal de los músculos.  La primera marca comercial de toxina botulínica tipo A fue Botox®, pero hoy en día hay otras marcas que comercializan sus propios compuestos con toxina botulínica tipo A como Dysport®, Vistabel®, Azzalure® o Bocouture®.

Hoy en día, los neuromoduladores son los tratamientos de medicina estética más populares. Solo en 2021, en España, se registraron más de doscientas mil administraciones. Tienen numerosas aplicaciones médicas y, además de su uso estético, también se emplea para prevenir la sudoración excesiva, tratar migrañas y abordar trastornos de la vejiga e intestinales, así como para manejar problemas musculares.

¿Cómo actúa la toxina botulínica?

Cuando este neuromodulador se introduce mediante la inyección, bloquea la liberación de la acetilcolina (ACh), un neurotransmisor clave que, al ser liberado por los nervios, induce la contracción muscular. Como resultado de la acción de esta toxina (TbA), se produce una reducción en la contracción muscular anormal, permitiendo que los músculos adquieran una mayor flexibilidad al disminuir su rigidez. Este efecto no solo contribuye a la atenuación de las arrugas, sino que también se traduce en una apariencia más suave y rejuvenecida de la piel.

La toxina botulínica se utiliza para tratar las arrugas dinámicas (aquellas líneas de expresión que aparecen al gesticular) relajando los músculos que las crean e impidiendo que se formen más arrugas. Se inyecta normalmente en la frente, alrededor de los ojos, la boca (para suavizar las líneas de los labios) y también en el cuello.

¿Cómo se administra la toxina botulínica?

La toxina botulínica tipo A se diluye inicialmente en una solución salina, principalmente cloruro de sodio o, en términos simples, agua salada. Posteriormente, se inyecta directamente en el tejido neuromuscular.

El tiempo necesario para que este neuromodulador surta efecto varía entre 3 y 7 días, alcanzando su máxima eficacia a las 2 semanas. Este periodo refleja el tiempo que la toxina requiere para interrumpir la contracción muscular y para que el paciente experimente resultados notables.

El procedimiento es breve, apenas unos minutos, y se lleva a cabo con una aguja fina, lo que ocasiona molestias mínimas al paciente.

Si estás pensando en realizarte un tratamiento de Medicina Estética en Zaragoza, desde Doctología te recomendamos que elijas a un profesional con formación y experiencia acreditada en este tipo de tratamientos. Si tienes cualquier duda, puedes pedir cita con nuestra especialista en medicina estética, la doctora Cristina Sainz Arellano.


¿Cuánto duran los efectos del bótox?

La duración de los efectos de un tratamiento con toxina botulínica de tipo A es el resultado de varios factores, siendo el principal el tipo de toxina utilizada. El Botox® suele durar entre tres y seis meses, mientras que Dysport® tiene una duración de aproximadamente dos o tres meses. La dosis total administrada, la elasticidad de la piel, el género del paciente y su masa muscular, son los otros factores que influyen en la duración final.

Es importante tener en cuenta que el efecto de esta toxina disminuye gradualmente, lo que conduce a la necesidad de reinyectar el tratamiento. Con el tiempo, se observa una reducción en la severidad de las arrugas, dado que los músculos se adaptan y tienden a relajarse.


¿En qué se diferencia la toxina botulínica del ácido hialurónico?

Aunque tanto la toxina botulínica tipo A como el ácido hialurónico son utilizados en procedimientos estéticos, difieren en su enfoque y mecanismo de acción. Mientras que la toxina botulínica tipo A es un neuromodulador que actúa relajando los músculos para reducir las arrugas dinámicas, el ácido hialurónico funciona rellenando y redensificando el tejido, siendo ideal para tratar líneas estáticas.

La sinergia entre ambas sustancias es notoria, y muchos profesionales médicos optan por combinar la toxina botulínica y el ácido hialurónico para abordar de manera más completa y natural los distintos aspectos del envejecimiento facial.

Pedir cita con Dra. Cristina Sainz Arellano

Calle Glorieta Diego Velázquez 2, 50006 Zaragoza

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